“GLOBALIZACIÓN" se ha convertido en la palabra de moda
de las últimas dos décadas. El repentino aumento en el intercambio de
conocimientos, de comercio y de capital en todo el mundo, impulsado por la
innovación tecnológica, a través de Internet y por las mejoras en el
transporte, han hecho que este término sea motivo de atención mundial.
Pero, ¿Cuándo comenzó la globalización?
Para situar el origen de este proceso existen cuatro grandes
corrientes
La primera de ellashace retroceder el origen de la
globalización a la emergencia de las primeras civilizaciones, planteando que
surge de la tendencia natural de los seres humanos a intercambiar bienes e
información. Es habitual citar como ejemplos la extensa Ruta de la Seda entre Oriente y Occidente o los intercambios de materias primas
como el cobre o el estaño durante la Edad del Bronce, que a veces suponían
rutas comerciales de miles de kilómetros.
La segundo corriente afirma que el proceso de globalización
comienza con la expansión europea por todo el planeta, entre los siglos XV y
XVI, cuando se desarrollaron los primeros imperios transoceánicos y se gestó el
primer comercio con carácter verdaderamente planetario. La primera etapa partió
de los imperios coloniales de Portugal y España, que serían continuadas
por los de los holandeses, británicos y franceses.
La tercera de las tesis mantiene que la globalización
surge con la Revolución Industrial y que puede hablarse de una primera
globalización, durante el siglo XIX, y una segunda a finales del siglo XX.
Ambas estarían basadas en la mejora de los transportes y de las comunicaciones.
En el transporte, la máquina de vapor de James Watt de 1763 permitió su uso en
barcos y en locomotoras que intensificaron el comercio internacional y el
intranacional respectivamente. Y en cuanto a las tecnologías que permitían la
transmisión de información: en 1836 Samuel Morse inventó el telégrafo, en 1839
Louis Daguerre la fotografía, en 1875 Alexander G. Bell el teléfono, y en 1897
Guglielmo Marconi la radio.
La cuarta postura afirma que la globalización es un
desarrollo reciente, acaecido en el último tercio del siglo XX, que proviene de
la lógica expansiva del sistema capitalista. Las causas de la globalización
descansarían en una mezcla de descubrimientos tecnológicos, ampliación de los
mercados y voluntad política. Esta
posición sostiene, por tanto, que el desarrollo del capitalismo como sistema económico y político explicaría la globalización, que no sería sino su
última fase.
Juan Álvarez Mendizábal nació en Cádiz en 1790,
muriendo en Madrid en 1853. Descendiente de la burguesía fue proveedor del ejército
de Fernando VII para recuperar las colonias españolas en América y fue
uno de los conspiradores que junto al General Riego, obligó al rey a firmar la Constituciónde 1812.
En 1812, al restablecerse en España el Absolutismo,
se exilió a Inglaterra, donde amasó una gran fortuna. Sus pretensiones
políticas impulsó a los liberales a encauzarle en la revolución de 1835,
entregándole Maria Cristina de Borbón, reina regente, el cargo de
Ministro de Hacienda y Primer Ministro entre los años 1835 y 1836.
Pero Mendizábal pasará a la historia por su archiconocida
desamortización llevada a cabo en 1836 e inspirada en la Revolución Francesa.
El 19 de febrero de 1836 comenzaba el citado proceso
desamortizador impulsado por el entonces primer ministro Mendizábal. Cuando
llegó al poder en 1835 tenía ante sí lo que consideraba dos problemas
fundamentales, el precario estado de las arcas públicas y la guerra civil contra los carlistas. Para remediar ambos problemas en una sola jugada,
ideó la desamortización, una medida que pretendía poner en el mercado bienes y
tierras mediante la expropiación forzosa, para venderlas mediante subasta
pública. Mendizábal pretendía así financiar la recluta de 100.000 soldados y
terminar con la guerra, al tiempo que renovaba el flujo de caudal público y
ganaba para la causa liberal un buen puñado de compradores agradecidos.
Mendizábal no fue un pionero pero sí fue el impulsor
definitivo de esta medida, que con él se volvió irreversible. Con la finalidad
de «disminuir la deuda pública», el primer ministro legisló a base de
«decretazos» (sus medidas no pasaron por el Parlamento), la supresión de todas
las órdenes religiosas que no tuvieran como fin la beneficencia, al tiempo que
expropiaba sus bienes y los ponía en venta.
Las ideas principales de la desamortización de Mendizábal
que figuran en el texto del decreto son 3:
Los
Motivos: económicos para disminuir la Deuda Pública y sociales
para pasar bienes del estado a manos privadas que estimularían la
agricultura y comercio de la zona.
Los
Bienes que pone en venta son instituciones religiosas suprimidas en los
decretos del año 1835 como Inquisición, Compañía de Jesús y monasterios de
menos de 12 religiosos.
La
Protección por parte del Estado de instalaciones de gran valor artístico o
histórico.
Como medida social, el proceso no tuvo efecto igualitario
alguno, pues el método de subasta dirigía los bienes hacia unas pocas manos,
las que disponían de capital. No se formó en España ninguna burguesía agraria,
pues sólo la nobleza terrateniente se interesó por las grandes pujas. La
reforma acrecentó el latifundismo en el sur y atomizó los minifundios del
norte. Si bien es cierto que se liberaron miles de hectáreas para su
explotación, al no venir acompañada de una reforma agraria, sus consecuencias
fueron limitadas.
Si tu respuesta es afirmativa, en primer lugar te doy mi
felicitación, pero además deberías saber que este año 2013 es el primero que
los premios ganados a través Loterías y Apuestas tributan al 20%.
Aunque sólo unos pocos afortunados disfrutarán de los denominados grandes premios: 400.000 euros por décimo con el Gordo, 125.000
euros con el segundo premio y 50.000 euros con el tercero, se trata de cantidades
lo suficientemente elevadas como para tener que planificar su pago para evitar
futuros problemas fiscales.
Si nos
ponemos en la situación de haber jugado un décimo entero, quienes se hagan con El
Gordo, de los 400.000 euros habría que pagar a la Agencia Tributaria
la friolera de aproximadamente 80.000 euros, un segundo premio de 125.000 euros
deberán desembolsar 25.000 euros y quienes accedan al tercero de 50.000, un
total de 10.000 euros. Estas mismas cuentas son las que habrá que aplicar ya en
2014 al sorteo de El Niño. Así que este año la alegría de la Lotería será un poco menor, pero esto no quiere decir que debamos
perder la ilusión.
El año 2014, coincidiendo con su primer siglo de vida, se
finalizarán las obras de ampliación del Canal de Panamá, una de las mayores
obras de ingeniería realizadas por el hombre.
El 15 de agosto de 1914, mientras Europa comenzaba a
desangrarse en la Primera Guerra Mundial, con la que se aceleraba la decadencia
del Reino Unido y escalaba la pretensión hegemónica de los Estados Unidos, se
inauguró el Canal de Panamá. Su construcción demandó veinte años y la
secesión forzada de Panamá, hundiendo definitivamente los sueños de la Gran
Colombia de Simón Bolívar.
Desde esa fecha el Canal revolucionó el transporte marítimo:
permitió unir por vez primera los océanos Atlántico y Pacífico, lo que llevó
aparejado un ahorro significativo, ya que evitaba a los buques bordear América
del Sur y enfrentarse a las turbulentas aguas del Cabo de Hornos
La importancia del Canal de Panamá se mide no sólo por el
tráfico que recibe, sino por el tipo de mercancía que lo cruza (granos,
minerales, carga en container y petróleo y sus derivados principalmente), lo
que lo convierte desde el punto de vista geopolítico, en uno de los principales
puntos estratégicos del mundo. El Canal representa aproximadamente el 5% del
comercio marítimo mundial.
La historia comienza en 1534, cuando el Rey Carlos V de
España ordenó los primeros estudios para la construcción de un canal por una
sección del Istmo. Aunque esta idea no se materializó, los españoles
construyeron caminos pavimentados con piedra que sirvieron de vías para
transportar a lomo de mula toneladas de oro y plata procedentes del Perú con
destino a España y de lo cual hoy se pueden apreciar sus vestigios en el Camino
de Cruces.
Posteriormente, ya en el siglo XIX, fueron los franceses
(tras el superación de la construcción del Canal de Suez entre el Mediterráneo
y el Mar Rojo) quienes intentaron repetir su éxito. Sin embargo, las difíciles
condiciones naturales en Centroamérica, la falta de recursos y las enfermedades
que ocasionó la muerte a miles de trabajadores les impidieron lograrlo.
Finalmente, fueron los Estados Unidos quienes se lanzaron a
la aventura. Dos fueron los motivos principales: por un lado, el descubrimiento
de oro en California a mediados del XIX generó la necesidad de abrir una ruta
de transporte rápida y eficiente. Y por otro lado, la necesidad militar (que se
hizo patente en la guerra de Cuba contra España) de trasladar rápidamente
navíos de guerra desde la costa oeste a la costa este para ser un auténtico
dominador de los dos océanos.
Después de manejar otras rutas alternativas (por Nicaragua)
se decidió lanzar la operación por Panamá, por aquel entonces provincia de
Colombia. Los Estados Unidos apoyaron el movimiento independentista panameño
que culminó con la declaración de independencia en 1903. En compensación, a
través del tratado Hay-Bunau-Varilla, Panamá cedió a los Estados Unidos la
soberanía sobre la ruta del futuro Canal y una franja a su alrededor de 10
millas (5 por lado).
Así se iniciaron las labores de construcción de la
infraestructura, que tuvieron lugar entre grandes dificultades (debido a la
propia envergadura de la obra – hasta 45.000 personas llegaron a trabajar de
forma simultánea en ella, el entorno natural y las enfermedades) desde 1904
hasta su culminación en 1914, con el primer tránsito completo el 7 de enero de
dicho año.
El Canal de Panamá costó a los estadounidenses
aproximadamente $375,000,000, incluyendo los $10,000,000 pagados a Panamá y los
$40,000,000 pagados a la compañía francesa, convirtiéndose así en el proyecto
más costoso asumido por el país hasta ese momento.
Tras casi 60 años de operaciones bajo soberanía
norteamericana, en 1977 se firmaron los tratados Torrijos-Carter, por los
que se planteaba la devolución en el año 2000 de la soberanía del Canal a los
panameños. Durante los 20 años de transición, el Canal fue operado por la
Comisión del Canal de Panamá, una agencia del gobierno de los Estados Unidos.
El 31 de diciembre de 1999 fue transferida finalmente la soberanía, y desde
entonces el Canal es operado por las autoridades panameñas a través de la
Autoridad del Canal de Panamá.
El Canal, con sus casi 80 kilómetros de navegación, es una
vía de vital importancia para el comercio internacional. De acuerdo con los
Informes Anuales del Canal, más de 910,000 buques han transitado por él
entre 1914 y 2012. En 2012, se movieron 218,0 millones de toneladas de carga.
Los ingresos por peajes y servicios supusieron 1.852,3 millones de dólares.
Las principales rutas comerciales con tráfico en el Canal de
Panamá son:
Costa Este de E.U.A. y Asia (Lejano Oriente)
Costa Este de E.U.A. y Costa Oeste de Suramérica
Europa y Costa Oeste de Suramérica
Europa y Costa Oeste de E.U.A. y Canadá
Costa a Costa de E.U.A. (incluyendo Alaska y Hawaii)
Las obras de ampliación han supuesto la adaptación a las
nuevas reglas del comercio actual. Las economías de escala han transformado el
modelo comercial marítimo del siglo XX, que ha pasado de mantener grandes
cantidades de buques navegando para transportar más mercancías, hacia fabricar
buques de mayor tamaño y capacidad de carga, lo cual reduce costos de forma
importante (hasta un 20% en el flete entre buques Panamax y los de mayor
capacidad actual Super Post-panamax).
Con las obras de ampliación del canal, la actual generación
de buques gigantes, los llamados Post-Panamax y los Super Post-Panamax que
pueden cargar entre cuatro mil y 13 mil TEU, y cuyas dimensiones no permiten en
este momento el tránsito por esta vía, podrán superan las nuevas esclusas del
Canal y circular libremente por esa ruta interoceánica.
El
'corralito' es el nombre de una historia que sucedió el 3 de diciembre de 2001,
fecha en la que se publica el decreto 1570/2001, por el que se limitaba la
retirada de efectivo de las entidades bancarias a 250 dólares a la semana.
Todo empezó
muchos años atrás. Mientras caía el Muro de Berlín, en 1989, el país
sudamericano se sumió en la hiperinflación, después de toda una década de los
80 con la economía estancada y los precios descontrolados.
La salida fue
sorprendente y, a la postre, germen de lo sucedido en el cambio de siglos. En
abril de 1991 se implantaba el plan de convertibilidad, por el que se fijaba el
valor del peso argentino a la par del dólar estadounidense. Al mismo tiempo, se
limitaba estrictamente la capacidad del Banco Central para generar nueva
moneda.
En un
principio se consiguió el objetivo, de forma que la inflación media en el
periodo 1992-2001 rondó el 4%, el PIB creció de forma considerable hasta 1998,
las exportaciones se recuperaron…
La apertura
financiera y comercial al resto del mundo supuso un aumento de los depósitos y
créditos en dólares, entrada libre de la inversión extranjera tanto en la
economía real como financiera,y como
consecuencia un aumento de la demanda internacional de pesos y una apreciación
real de la divisa
El otro
efecto derivado de la entrada de flujos de capital del exterior fue el aumento
de la deuda exterior, ya que parte de los flujos de fondos se destinaron a
inversiones financieras (como por ejemplo bonos denominados en dólares o
préstamos bancarios). De esta manera, la deuda externa total sobre PIB pasó de
27,4% en 1992 a 51,1% en 1998 correspondiendo sobre
todo al endeudamiento del sector público..
Sin
embargo, a partir de 1998 la situación comenzó a cambiar y empezaron a
encadenarse las malas noticias. Primero, vinieron de fuera, con el impago
decretado por Rusia y la devaluación del real brasileño en enero de 1999.
Argentina, cuyo Banco Central ya no tenía poder alguno sobre la moneda, no pudo
reaccionar con devaluaciones propias. Y éste fue su primer lastre.
La economía
argentina perdió competitividad como consecuencia de la apreciación de la
divisa, lo que unido a la caída del precio de las materias primas (que suponían
la mayor parte de sus exportaciones) y al aumento del precio del crudo, provocó
un gran deterioro de la balanza comercial.
A partir de
aquí, comienza la recesión más prolongada para Argentina. En esas fechas Carlos
Saúl Menem estaba por finalizar su segundo mandato como presidente y se
comenzaba a apostar por un nuevo gobierno. De hecho, un año después Fernando de
la Rúa vence en las elecciones y pasa a ser proclamado presidente de
Argentina.Al llegar al poder se
encuentra con que su antecesor había dejado un déficit fiscal de 7.350 millones
de pesos.
Se tomaron
severas medidas para sanear las finanzas: un ajuste del gasto público de 2.000
millones de dólares, que además incluía un recorte del 5% a las universidades
públicas.
El elevado
endeudamiento, el aumento de déficit y la recesión acabaron generando una
situación de gran desconfianza entre los inversores que dio origen, a partir de
mediados de 2001, a una fuga importante de capitales.
En Junio el
presidente De la Rúa pide auxilio al FMI y a los bancos privados para reducir
la presión de la deuda externa realizando el llamado “Megacanje” por 29.500
millones de dólares americanos.
A pesar de
esas medidas continuó la fuga de depósitos de los bancos, la carga de la deuda
externa sobre el gobierno seguía pesando, había un descontento popular por las
condiciones impuestas por el FMI a cambio de ayuda y el desempleo suponía casi
el 18% de la población activa.
De forma
paralela, los bancos perdían depósitos a millones (cerca de 20.000 millones de
dólares entre primavera y otoño) y el sistema financiero se encontró con que
sólo podía financiarse con bonos del Gobierno que no iba a cobrar.
El 3 de
diciembre, finalmente, se publica el decreto conocido como 'corralito', por el
que se limitaba la retirada de efectivo de las entidades bancarias a 250
dólares a la semana. Aunque no había límite para pagar en
cheques, la población se echó a la calle y empezaron las manifestaciones y
caceroladas.
El 20 de
diciembre se celebró la gran manifestación de la crisis argentina en la
plaza de mayo, donde murieron seis jóvenes bajo los disparos de la
Policía. Se declaró el estado de sitio. Dimitió el Gobierno de De la Rúa, a quien
le sucedió un más efímero aún Rodríguez Saa.
Pese a su
poco tiempo en el cargo, él fue quien anunció que el país entraba en default
ante sus acreedores internacionales. En total, cerca de 100.000 millones de
dólares sin pagar.
Le
sustituyó, a los pocos días, Eduardo Duhalde, que puso en marcha una ley de
emergencia económica por la que se ponía fin a la convertibilidad. En el 2002 se deroga la “Ley de la Convertibilidad del Austral”.
Todos los créditos se pesificaron y se establece el nuevo tipo de cambio
oficial en 1,40 pesos por dólar estadounidense. A esto de le denomino
“corralón”, donde además el gobierno de Duhalde confiscó y devaluó los
depósitos a plazos fijos.
El
resultado inmediato para los argentinos fue desastroso. Argentina, el llamado
"granero del mundo" a comienzos del siglo anterior, estuvo cerca del
infierno. El desempleo superó el 20%, la pobreza llegó al 50% y la indigencia
al 27%. El PIB se desplomó en un 10,9% en 2002.
Once años
después con el gobierno de Fernandez de Kirchner se llega al fin del corralito.
El 3 de Agosto de 2012, la presidenta pagó la última cuota de los 19.500
millones de dólares, que emitió el Estado en bonos para financiar a las
víctimas de la mayor crisis de la historia de Argentina.
Janet Yellen es la mujer elegida por Barack Obama para convertirse en la próxima presidenta de
la Reserva Federal. Desde 2010, ha
sido una fiel aliada de Bernanke como “número dos” de la máxima autoridad monetaria
estadounidense, por lo que el aterrizaje en el cargo se prevé suave.
Esta economista de 67 años está considerada por la
administración americana como una de las voces que con más fuerza defendió dar
prioridad a la creación de empleo sobre la inflación.
En el debate sobre cuándo retirar las compras de bonos para
sostener la economía, Yellen está entre los más remisos a quitar las ayudas
demasiado rápido a pesar de que la mayoría de miembros de la Reserva Federal de Estados
Unidos (FED) se mostraron a favor de empezar a retirar los estímulos monetarios
a finales de este año para concluirlos en 2014.
A pesar de este obstáculo, la Casa Blanca, valedora de
Yellen, espera que, llegado el caso, la actual vicepresidenta de la Fed reciba
los 60 apoyos necesarios para ratificar su nombramiento. El partido Demócrata
controla el Senado con 55 escaños y solo requeriría de cinco republicanos para
garantizar la nominación.