El año 2014, coincidiendo con su primer siglo de vida, se
finalizarán las obras de ampliación del Canal de Panamá, una de las mayores
obras de ingeniería realizadas por el hombre.
El 15 de agosto de 1914, mientras Europa comenzaba a
desangrarse en la Primera Guerra Mundial, con la que se aceleraba la decadencia
del Reino Unido y escalaba la pretensión hegemónica de los Estados Unidos, se
inauguró el Canal de Panamá. Su construcción demandó veinte años y la
secesión forzada de Panamá, hundiendo definitivamente los sueños de la Gran
Colombia de Simón Bolívar.
Desde esa fecha el Canal revolucionó el transporte marítimo:
permitió unir por vez primera los océanos Atlántico y Pacífico, lo que llevó
aparejado un ahorro significativo, ya que evitaba a los buques bordear América
del Sur y enfrentarse a las turbulentas aguas del Cabo de Hornos
La importancia del Canal de Panamá se mide no sólo por el
tráfico que recibe, sino por el tipo de mercancía que lo cruza (granos,
minerales, carga en container y petróleo y sus derivados principalmente), lo
que lo convierte desde el punto de vista geopolítico, en uno de los principales
puntos estratégicos del mundo. El Canal representa aproximadamente el 5% del
comercio marítimo mundial.
La historia comienza en 1534, cuando el Rey Carlos V de
España ordenó los primeros estudios para la construcción de un canal por una
sección del Istmo. Aunque esta idea no se materializó, los españoles
construyeron caminos pavimentados con piedra que sirvieron de vías para
transportar a lomo de mula toneladas de oro y plata procedentes del Perú con
destino a España y de lo cual hoy se pueden apreciar sus vestigios en el Camino
de Cruces.
Posteriormente, ya en el siglo XIX, fueron los franceses
(tras el superación de la construcción del Canal de Suez entre el Mediterráneo
y el Mar Rojo) quienes intentaron repetir su éxito. Sin embargo, las difíciles
condiciones naturales en Centroamérica, la falta de recursos y las enfermedades
que ocasionó la muerte a miles de trabajadores les impidieron lograrlo.
Finalmente, fueron los Estados Unidos quienes se lanzaron a
la aventura. Dos fueron los motivos principales: por un lado, el descubrimiento
de oro en California a mediados del XIX generó la necesidad de abrir una ruta
de transporte rápida y eficiente. Y por otro lado, la necesidad militar (que se
hizo patente en la guerra de Cuba contra España) de trasladar rápidamente
navíos de guerra desde la costa oeste a la costa este para ser un auténtico
dominador de los dos océanos.
Después de manejar otras rutas alternativas (por Nicaragua)
se decidió lanzar la operación por Panamá, por aquel entonces provincia de
Colombia. Los Estados Unidos apoyaron el movimiento independentista panameño
que culminó con la declaración de independencia en 1903. En compensación, a
través del tratado Hay-Bunau-Varilla, Panamá cedió a los Estados Unidos la
soberanía sobre la ruta del futuro Canal y una franja a su alrededor de 10
millas (5 por lado).
Así se iniciaron las labores de construcción de la
infraestructura, que tuvieron lugar entre grandes dificultades (debido a la
propia envergadura de la obra – hasta 45.000 personas llegaron a trabajar de
forma simultánea en ella, el entorno natural y las enfermedades) desde 1904
hasta su culminación en 1914, con el primer tránsito completo el 7 de enero de
dicho año.
El Canal de Panamá costó a los estadounidenses
aproximadamente $375,000,000, incluyendo los $10,000,000 pagados a Panamá y los
$40,000,000 pagados a la compañía francesa, convirtiéndose así en el proyecto
más costoso asumido por el país hasta ese momento.
Tras casi 60 años de operaciones bajo soberanía
norteamericana, en 1977 se firmaron los tratados Torrijos-Carter, por los
que se planteaba la devolución en el año 2000 de la soberanía del Canal a los
panameños. Durante los 20 años de transición, el Canal fue operado por la
Comisión del Canal de Panamá, una agencia del gobierno de los Estados Unidos.
El 31 de diciembre de 1999 fue transferida finalmente la soberanía, y desde
entonces el Canal es operado por las autoridades panameñas a través de la
Autoridad del Canal de Panamá.
El Canal, con sus casi 80 kilómetros de navegación, es una
vía de vital importancia para el comercio internacional. De acuerdo con los
Informes Anuales del Canal, más de 910,000 buques han transitado por él
entre 1914 y 2012. En 2012, se movieron 218,0 millones de toneladas de carga.
Los ingresos por peajes y servicios supusieron 1.852,3 millones de dólares.
Las principales rutas comerciales con tráfico en el Canal de
Panamá son:
- Costa Este de E.U.A. y Asia (Lejano Oriente)
- Costa Este de E.U.A. y Costa Oeste de Suramérica
- Europa y Costa Oeste de Suramérica
- Europa y Costa Oeste de E.U.A. y Canadá
- Costa a Costa de E.U.A. (incluyendo Alaska y Hawaii)
Las obras de ampliación han supuesto la adaptación a las
nuevas reglas del comercio actual. Las economías de escala han transformado el
modelo comercial marítimo del siglo XX, que ha pasado de mantener grandes
cantidades de buques navegando para transportar más mercancías, hacia fabricar
buques de mayor tamaño y capacidad de carga, lo cual reduce costos de forma
importante (hasta un 20% en el flete entre buques Panamax y los de mayor
capacidad actual Super Post-panamax).
Con las obras de ampliación del canal, la actual generación
de buques gigantes, los llamados Post-Panamax y los Super Post-Panamax que
pueden cargar entre cuatro mil y 13 mil TEU, y cuyas dimensiones no permiten en
este momento el tránsito por esta vía, podrán superan las nuevas esclusas del
Canal y circular libremente por esa ruta interoceánica.
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